Fábula de la rabosa y el zorro

Entre la enramada del bosque espeso,
le dijo la rabosa al zorro,
que no forzara,
que cesara su empeño de normalizar la primavera,
 o el otoño.
Pues tras el verano,
o tras el invierno,
Todo es impredecible,
mágico y secreto.
Que el entretiempo trae sorpresas que hacen caer frutos o helar riachuelos.
El zorro escuchó muy quieto asintiendo.
Y después respondiendo,
que por ello desaparecería él por el sendero.
Y su hocico se sellaba respondiendo sólo,
lo que era lo correcto.
La rabosa miró entonces hacia el cielo de hojas lleno,
en su arbolado bosque;
Bosque negro.
Y miró sin miedo,
aprendiendo del búho y su tranquilo observar,
y vio el despejado cielo sin prisa por volverse oscuridad.
Entonces señaló con su pezuña haciendo al zorro comprender,
que si el viento no quiere, ni la castaña, ni la avellana caerán de la rama.
Pues el estado natural de las cosas se debe mantener.
Y dejaron de rogarle al cielo,
 la lluvia y el sol.
Para poder  sorprenderse luego, si cantase de nuevo el ruiseñor.

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