Lloraba.

Lloraba
bajo el techado verde
de la arbolada.
Lloraba
y no saciaba nada,
Ni a su cuerpo
ni a la mente que callaba.
Y siguió llorando,
Llorando mientras miraba.
A las nubes besando a la montaña.
Pero su llanto no cesaba.
Lloraba por dentro,
Como las simas,
O el rugir del viento.
Lloraba sin cuento.
Sin comedias,
Ni condimentos.
Lloraba por sí.
Y por nadie más.
Solo llanto y escarcha,
En un corazón,
Que apenas habla.

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