Caldo de cultivo

Este es un lugar sagrado.
La hierba mojada
exhala vapores
hacia un cielo nublado,
Que llora en silencio
Ante tal espectáculo.
Debe ser el calor del cuerpo circular que nos sostiene.
Debe ser.
Porque mi cuerpo no tirita de frío.
Más bien de alivio. Ante tal estupidez.
Mejor pongo en entredicho
Lo escrito,
Y miro al lugar de otro modo.
Éste lugar es un caldero,
Que pocha el ambiente a fuego lento.
Y entonces si puede verse,
A los vapores que ascienden hacia un cielo cerrado que devuelve la humedad de éste caldo, En forma de gotas que los campos absorben.
Y claro, así puede olerse, el alimento del ganado y del humano, haciéndose.
Poco a poco y sin descanso.
Pero tampoco cansado.
Dejándose hacer, o mejor dicho sin saber.
Para la hierba mullida,
Para los frutos y verduras.
La realidad es otra.
Su realidad es diferente .
Algo más poética y sugerente.
Su realidad más inherente.

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